martes, 1 de diciembre de 2009

Introspección...

Un texto que escribí el 12 de mayo. Pensamientos personales asociados a frases y fragmentos de algunos libros que encontré navegando.



“El momento en el que un si o un no pueden cambiar tu vida es un momento MAGICO”

Si me preguntasen como soy no podría responder con facilidad. Podría estar horas tratando de describirme, aunque se que todavía no me conozco completamente. Y tal vez nunca lo haga.

A veces puedo ser la melancolía o nostalgia personificada, esos sentimientos que llegan cuando tomamos conciencia del presente, del pasado, de los recuerdos, de la inseguridad ante lo que nos pasa.

También puedo parecerme a veces a la soledad, ese espejo que no miente... ese montón de sonidos que no escucha nadie pero que hacen demasiado ruido, que pueden aturdir, incluso lastimar… que algunos días desespera.

Y también puedo ser la mejor compañera de la soledad. Conviviendo con ella y encontrándome a mi misma. Estar sola es darme la valiosa oportunidad de descubrir quién soy en realidad, o al menos intentarlo, de reconciliarme conmigo misma, de reconocer mis pequeñas verdades, y descartar para siempre las grandes mentiras con las que a veces me siento tan cómoda.

Podría decir que tengo un “yo bueno”, que ama las cosas sencillas, que aun cree, y confía en las personas, que disfruta cada momento con alegría, y que encuentra en cada cosa el sabor de la vida, que se ama a si mismo. Pero también existe mi “yo demonio” que quiere asesinar esos sentimientos, que genera inseguridad y miedos.

“Mi objetivo es poder enfrentarme, con la mayor libertad posible, a ese monstruo tan misterioso y aterrador que soy yo misma”

El no conocerme me lleva muchas veces a complicar las cosas sencillas y hacer que la rutina luzca cada día más hermosa. Enmascarando la realidad.

A veces siento que no vivo… simplemente asesino el tiempo.

Si, finalmente asumí que en muchos aspectos de mi vida puedo ser muy complicada. Sobre todo en aquellos que involucran sentimientos. Reconozco que me cuesta decidir, desprenderme, tener iniciativa, hacer algo por mi sin ese temor de arriesgarme, sin ese fantasma de la negatividad que lo opaca todo y en el momento preciso me hace dar mil pasos atrás, por el pánico de lastimarme… de ser lastimada.

Hoy sé que el miedo es una secuela… una cicatriz imborrable que podemos llevar mucho tiempo, una consecuencia de situaciones o personas que marcaron una decepción.

Todos los días nos enfrentamos al fantasma del miedo, del fracaso, de la incertidumbre. Hasta en las cosas más sencillas.

Nadie sabe lo que puede pasar. Y si lo supiéramos tal vez la vida sería aburrida y aún más monótona.

Sin embargo muchas veces deseamos tener una “bola de cristal” para conocer el rumbo de las cosas, para sentir seguridad y para dejar de preocuparnos por el futuro.

La vida se compone de elecciones. Desde que nos despertamos decidimos vivir el día como si fuera el último, disfrutando hasta los malos momentos o dejar que la vida pase al lado nuestro sin ni siquiera palparla.

Todos los días me digo a mi misma que no existe nada peor en la vida que el punto intermedio, el estar en el medio de la nada. Y aunque dicen que los extremos son malos, sé que lo mejor es vivir plenamente los momentos de felicidad, saborearlos… y también los malos, porque todo conlleva a un crecimiento personal.

Todo lo que vivimos, bueno o malo, es transitorio.
Y transitar por la vida sin vivirla es vivir derrotado.

“Peor que la convicción del no es la incertidumbre del tal vez, es la desilusión de un casi. Es el casi el que incomoda, entristece, que mata trayendo todo lo que podría haber sido y no fue. Quien casi ganó, todavía juega, quien casi murió está vivo, quien casi amó, no amó. Basta pensar en las oportunidades que se pierden por el miedo. Me pregunto a veces, ¿qué nos lleva a elegir una vida tibia? Si la virtud estuviese en medio término, el mar no tendría olas, los días serían nublados y el arco iris en tonos de gris. La nada no ilumina, no inspira, no aflige ni calma, apenas amplia el vacío que cada uno trae dentro de sí. Ni la fe mueve montañas, ni todas las estrellas están al alcance, pero preferir la derrota previa a la duda de la victoria, es desperdiciar la oportunidad de merecer. Para los errores existe el perdón, para los fracasos, oportunidad, para los amores imposibles, tiempo. De nada sirve cercar un corazón vacío o economizar el alma. Un amor cuyo fin es instantáneo o sin dolor, no es amor.
Sobra cobardía y falta coraje hasta para ser feliz.
No dejar que la melancolía sofoque, que la rutina intoxique, que el miedo impida intentar. Desconfiar del destino y creer más en nosotros mismos. Gastar más horas realizando que soñando, haciendo que planeando, viviendo que esperando, porque aunque quien casi muere está vivo... Quien casi vive, ya murió.”

Los matices pueden ser buenos en determinados momentos, pero cuando son permanentes pueden ser tóxicos. El blanco o el negro, aunque generen tristeza son más productivos.

Se trata de permitirnos equivocarnos, de apostar a lo incierto, de desafiarse a uno mismo…

Voy a seguir intentando asesinar definitivamente a mi “Yo demonio”…

Y aunque muchos días prefiero no salir, quedarme en mi departamento con mis cosas, mi música, mi tranquilidad, sin preocuparme por lo que pase afuera, me cansa también hacer las mismas cosas… pensar mil veces lo mismo, escuchar la misma música… no iniciar nada, me canse de llorar para sentirme mejor después, de sonreír y decir “estoy bien”, de creer que “vendrán tiempos mejores” y dejar que todo pase sin pena ni gloria.

Cuando me canso es cuando entiendo que es necesario cambiar algunas cosas, y empezar de cero. Es cuando entiendo que depende de mí tomar las riendas.

No soy brillante, ni excepcional… soy una persona con tantos errores y defectos como cualquier otra. Muchas veces incoherente, contradictoria, inestable, e insensata. Pero también sé que tengo muchas cosas buenas, virtudes que otros ven y yo aún desconozco. Tengo que descubrirme… permitirme sentir, aunque me equivoque de nuevo.

Y por más que me equivoque, y caiga mil veces, sin estos tropezones y equivocaciones no sería lo que soy.

Quiero aprender con el paso del tiempo a convivir con mi propio carácter, a remar contra mi rutina, a luchar contra mis miedos y a evitar los errores.

El más grande de los peligros de la vida es no arriesgarse, y solo cuando una persona se arriesga es libre. Puedo perder, es verdad… pero la ganancia puede ser mayor.

Hoy puedo estar harta de mí misma, pero es lo que me motiva a decidir MIRAR ADELANTE y poder darme la oportunidad de CONFIAR NUEVAMENTE EN MÍ…

Llego la hora de probarme a mi misma, y ver que tan lejos puedo llegar…




"La vida es una obra de Teatro que no permite ensayos...
Por eso Canta, Ríe, Baila, Ama y Vive intensamente cada momento de tu vida Antes que el telón Baje y la Obra termine sin Aplausos... "

Charles Chaplin.




Spandau Ballet - Through the barricades (1986)



Soy una seguidora de la musica de los 80 y esta es una de las canciones que más me gusta...

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